domingo, 29 de enero de 2012

Un viaje por la Provenza y sus alrededores

Hola, hoy he decidido cambiar el tercio, y escribir algo diferente a la típica receta. Y el tema escogido ha sido la gastronomía de la región francesa de la Provenza y sus alrededores, paisaje idilico que vale la pena visitar sobre todo en coche, y del que uno se puede llevar una impresión díficilmente olvidable. Imposible no emocionarse, entre otras cosas, con esa profundidad azul del mar en medio de ese paisaje salpicado del romero, o esos escenarios como de película de los años 50 donde el encanto se da la mano con el lujo,  y que suele resultar curioso contemplarlo, más que nada como curiosidad antropológica.  En cuanto a la  gastronomía, ¿qué puedo decir, sino que nos encontramos con una de los ejemplos más representativos de la cocina del Mediterráneo? Producto fresco y de temporada bañado por la luz del sol y criado en  unos de los terrenos más fértiles de la tierra, el Mediterráneo: bacalao, anchoas, peces de roca, aceitunas, tomate, aceite de oliva, calabacín, berenjenas, hierbas aromáticas, fruta, almendras, arroz, etc. Un paraiso para los que conciben la gastronomía como una fuente de sensaciones; ver, oler y saborear, todo junto; sensaciones como la que te deparará el pasear por  los alrededores del  Viejo Puerto en Marsella y contemplar la capturas de pescado, o al atravesar las carreteras llenas de Chateaux donde cultivan las viñas que dan caldos como los afamados Côte de Rhône o Chateneuf de Pape. Bueno, y ya entrando en las especialidades de la zona, permitidme que os lleve de ruta para que os hagáis una idea de los diversos platos que os podéis encontrar en este lugar.
El inicio de nuestro viaje hay que situarlo en Nimes, última ciudad de la región de Languedoc, si seguimos la dirección hacia la Provenza, famosa por su brandada de bacalao, crema en la que aparece este pescado con  patata  ligada con aceite y aromatizada con ajo que suele tomarse como entrante. Ya entrando en la Provenza  y a escasos 20 km, la siguiente parada gastrónomica debe ser  Arles, donde podremos desgustar, su producto estrella, el  salchichon,. Si seguimos hacia el sur, por las carreteras de la la costa , encontraremos la ciudad de Camarga,  paisaje espectacular de marismas en el que nos podrán ofrecer uno de los platos  basado en la joya de la corona de esta localidad , el arroz rojo, el cual se verá posiblemente acompañado por un estofado de carne de toro. La siguiente parada será Marsella, lugar en la que destaca, como uno de los platos más conocidos de Francia, la boullabaisse, guisote marinero, elaborado con pescado de roca, patata y hortalizas (hinojo, cebolla, y tomate) acompañado de pan tostado y rouille, salsa espesa a base de patata, ajo, pimentón y aceite. Si seguimos nuestra ruta por la carretera, aparte de contemplar los campos de viñas, encaminaremos nuestro pasos a la legendaria Costa Azul  (Cannes, Antibes, Niza) donde son famosos los platos de verdura, aceitunas negras y pescado: como el ratatuouille, (el pisto francés,) la ensalada niçoise, los tian (especie de terrinas) de verduras, la sopa al pistou o pesto, el pain Bagnat (bocadillo de pescado y verduras), la pissaladière, o "coca" típica de la Riviera italiana y francesa,  y algún que otro plato más. Seguimos con nuestra ruta, hacia el interior,  por las temidas autopistas con peaje incluido, y después de un trayecto considerable llegamos a la bella ciudad de Aix-en Provence para degustar los calissons, hechos con melon y almendra.Ya va quedando poco para el final  de nuestro viaje, tan sólo dos etapas; la primera de ellas será la ciudad de Apt, donde hallamos la especialidad local, la fruta confitada. Y, por último, llegamos al término de este  viaje  que usa  la imaginación y los sentidos,  con una visita obligada por la meseta de Valensole, en las estribaciones de los Alpes, donde, aparte de la espectacular vista de los campos de lavanda, podremos probar su miel elaborada con esta hierba, símbolo de esta tierra y de una manera de contemplar la vida: la nuestra. Ya para terminar no puedo terminar este artículo señalando que si os sentís mediterráneos, no dejéis de visitar este lugar, ¡nos os defraudará!

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